Este es uno de esos platos que no son de la devoción de todo
el mundo, pero os diré que en casa era
uno de esos platos que no faltaban en mi niñez y que comíamos a regañadientes y
os aseguro que esta buenísimo.
A mí particularmente me encanta el hígado, ya sea de ternera,
cordero o cerdo y con cebolla, a la plancha, frito o en salsa.
Os dejo la receta tal como yo la hago y espero que os guste.
Ingredientes:
- 1 Kg de filetes de hígado de ternera, cordero o cerdo
- 3 Cebollas
- 3 Dientes de ajo
- 1/2 Vaso de vino blanco
- 1 Copa de brandy (Coñac)
- Sal y pimienta negra recién molida (al gusto)
- Aceite de oliva virgen extra
- Un poco de perejil fresco (para decorar)
Preparación:
En una cacerola baja y grande, ponemos un buen chorro de
aceite de oliva virgen extra, hasta cubrir el fondo de la cazuela.
Cortamos la cebolla en juliana y la añadimos a la cazuela
para que vaya pochando.
Picamos los dientes de ajo. Cuando la cebolla tenga un color
dorado y esté transparente añadimos los ajos para que terminen de pochar.
Cuando esté listo, retiramos la cazuela del fuego y reservamos.
Troceamos los filetes de hígado para que no queden tan
grandes. “En cuatro o cinco cortes es suficiente”. Los salpimentamos y ponemos
a calentar un poco de aceite en la sartén y pasamos los filetes para que se
doren ligeramente por ambos lados.
Añadimos los filetes a la cacerola y los rehogamos 1 minuto
a fuego bajo.
Vertemos el brandy y dejamos reducir, cuando se haya
evaporado el alcohol añadimos el vino blanco. Removemos y lo dejamos a fuego
bajo para que la salsa quede reducida. Corregimos el punto de sal y añadimos el
perejil “picado o cortado fino a cuchillo”
Vigilar y mover un poco la cazuela para evitar que se agarre
la salsa.
Cuando la salsa haya reducido, lo retiramos del fuego.
Servimos recién hecho y caliente, ya que si lo dejamos reposar demasiado
tiempo el hígado puede endurecerse un poco.
Podemos acompañarlo con una buena ensalada o incluso servirlo
como plato único acompañado de unas patatas fritas.