Este es uno de esos tantos platos que me hacen recordar mi
infancia. Solía hacerlo mi abuela, cuando yo era un niño para almorzar muchos
domingos o días festivos.
Lo he recordado con motivo del día de la sardina y he echado mano de mis archivos y lo he recuperado para vosotr@s.
Esta receta ya la publiqué hace nueve años en mi anterior blog "La cocina de Manel". Hoy os la traigo de nuevo (Espero que os guste).
Ingredientes:
1 kg
de sardinas de la costa (sardinas en salazón)
8 tomates maduros
1 cabeza de ajos
1/2 vaso de aceite de oliva
4 huevos (esto es opcional)
Sí no
encontramos sardinas en salazón, podemos hacerlas nosotros mismos con sardinas lo
más frescas posible, a las que dejaremos enteras y sin limpiar, de 24 a 48
horas en sal gorda en la nevera.
Elaboración:
Ponemos
el aceite a calentar en una sartén y añadimos la cabeza de ajos cortada por la
mitad, cuando se hayan dorado retiramos y reservamos, a continuación freímos en
este aceite los huevos y si no los queremos puesto que esto es opcional, las
sardinas y cuando estén fritas los tomates partidos por la mitad primero por la
parte interior y acabaremos dándoles la vuelta y emplataremos tal como se ve en
la foto cubriendo el conjunto con un poquito del aceite y los ajos si así lo
deseamos. Y a comer.
"Es
conveniente freír las sardinas a fuego moderado, pues enseguida se pone oscuro
el aceite y se quema y de esta forma podemos evitar al menos que se nos
queme".
El
tomate al momento de comerlo se chafa un poco con el tenedor para poder retirar
la piel y se come mezclándolo con las sardinas y con el huevo. (Bocato di
cardenale) O sea "exquisito".
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