Casquería es
un término culinario usado para aludir a las entrañas (vísceras, entresijos o asaduras) de un animal matado, así como a
otras partes tradicionalmente consideradas despojos: morro, careta, orejas,
lengua, patas, sangre, etc.
Entre los
productos de casquería se encuentran auténticas exquisiteces , pies de cerdo,
callos de ternera, hígado de ternera, riñones de cordero, mollejas y un largo etcétera...
Por lo
general, siempre se han considerado trozos segundarios. Sin embargo tanto en
España como en el extranjero, existen muchísimos platos regionales , como pueden ser los callos,
hígado, riñones, o los pies de cerdo que gozan de autentica fama gastronómica. En nuestro país en los pueblos, el sacrificio
de animales de carnicería sólo tenía lugar de tarde en tarde. La necesidad de
cocinar y consumir rápidamente algunos despojos convertía la matanza de un
animal (sobre todo la del cerdo) en una fiesta colectiva, que todavía subsiste
en algunas regiones.
El cerdo
proporciona la mayor cantidad de despojos utilizables en la cocina: gran
variedad de patés de hígado, morcilla
con la sangre, cabeza para galantinas, paté de cabeza y orejas asadas con la
cabeza; etc. Otros despojos sirven de
base a preparaciones culinarias sencillas y sabrosas; pies de cerdo, riñones,
hígado, etc.
Es
interesante saber que los callos tienen un alto poder proteínico, que el hígado
contiene una elevada cantidad de vitamina A, B y hierro, que las mollejas o la
lengua, son tan ricas en proteínas como la carne. En general tienen un alto
contenido en sales minerales y son bajos en grasas.
En resumen, los despojos son más baratos que la carne.
Cuando vayamos a comprarlo nos tenemos que fijar especialmente, en que estos
estén muy frescos y, su consumo tiene que ser el mismo día o al día siguiente
si lo conservamos en el frigorífico.
El poder
nutritivo de la casquería, la hace muy adecuada para dietas reconstituyentes y
sobre todo para niños.
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